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lunes, 15 de junio de 2009

A Clottey no se le dio el Cotto


El puertorriqueño retuvo el título welter de la OMB.

En el mismo escenario donde los Knicks de Nueva York sostuvieran encarnizadas batallas contra el Miami Heat en la década de los 90, el Madison Square Garden fue testigo de la memorable hazaña de Miguel Cotto contra el ghanés Joshua Clottey.
Según los que saben de estos menesteres boxísticos, el africano sería la prueba más dura para el boricua desde que el mexicano Antonio Margarito le quitase el invicto en el verano del año pasado.
Desde el comienzo de la disputa por el campeonato se notó a un Clottey decidido a llevarse el título con él, pero si quería tener éxito debía de pasar por encima del guerrero puertorriqueño, Miguel Cotto. Antes de la culminación del primer asalto Cotto mandó a la lona a su retador, aunque quizá la razón de esa caída fue una mal recorrido de ghanés hacia el isleño, es decir, lo tiró porque estaba mal parado y no por un buen derechazo, tan es así que el boxeador de color rápidamente se levantó de la lona.
Clottey parecía un tronco de ébano incapaz de sentir los golpes que le propinó el campeón; Cotto lo conectó varias veces en el cuerpo, pero pareciera que fueran unas caricias para el africano ya que hasta la insulsa sonrisa de Clottey se podía observar. Durante el tercer round la pelea se tornaría bastante turbulenta para el boricua ya que accidentalmente en un choque de cabezas, la ceja izquierda del puertorriqueño sangraría de manera escandalosa; la esquina del campeón comenzaba a impacientarse ante el desconocimiento de la gravedad de la herida.
Cotto la pasó mal en los episodios siguientes, su visibilidad no era la misma, la sangre opacaba su buena técnica de boxeo que venía realizando sobre el africano; y Clottey por el contrario aprovecho tal suceso que pudo conectar y lastimar de manera importante la cara y el cuerpo de Cotto.
Los seguidores de Cotto enmudecieron al ver como decaía su rendimiento y el fantasma de la pelea con Margarito se volvía a hacer presente en el recuerdo de los boricuas. Como buen campeón, lleno de coraje y perseverancia, Cotto sacó fuerzas de flaqueza para terminar el encuentro de una forma monumental haciéndole frente a Clottey y demostrándole que a un campeón no le puedes perdonar la vida, tienes que matarlo para poder sobrevivir, y eso fue lo que le hizo falta al africano, liquidar a Cotto cuando tuvo la oportunidad.

El Negro Trani.

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